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Yo en la nube |
Efectivamente, como ya pronosticó alguien en un comentario en mi entrada anterior, 18 días después del nacimiento de Sabela sigo en una nube.
Si así es como van a ser las cosas, toda esa gente que hablaba de todo el trabajo que da un bebé y de como te cambia la vida, estaba muy equivocada.
Cierto es que tienes que estar todo el día pendiente de ella, atendiéndola y cuidándola, pero yo no lo llamaría trabajo porque es de lo más agradable.
De hecho, mientras escribo esta entrada con una sola mano, tengo en la otra a la niña mirándome con los ojos como platos y sin soltar un quejido.
Una de las cosas que contribuye a facilitar nuestras vidas con respecto a las de otras madres es el colecho, es decir, dormir con Sabela.
La gente se echa las manos a la cabeza cuando lo comentamos, todo son opiniones negativas al respecto y la mayoría coincide en que acabaremos arrepintiéndonos. Pero a mi me gusta dormir con mi hija, igual que me gusta dormir con D. Lo practicamos desde el primer día y es genial. Dormir notando su cuerpecito al lado, abrazándola y mimándola es una experiencia increíble. Además no hay rabietas ni lloros nocturnos, Sabela no tiene que desgañitarse por tener hambre, reclamando calor o simplemente cariño y compañía porque lo tiene todo a su disposición. Aveces se duerme agarrando muy fuerte mi dedo con su manita.
La manita de Sabela agarrándome |
Hoy tuvimos la primera visita al pediatra y ya pesa 3.200 Kg. ¡Bien!